miércoles, 25 de noviembre de 2009

Matrimonio de Isabel II con Francisco de Asís María Fernando de Borbón

Matrimonio obligado a los 16 años con su primo hermano Francisco de Asís, llamado también “Paquita”. Aseguran los historiadores que cuando la reina se enteró de quién iba a ser su futuro esposo exclamó: "¡No, con Paquita no!”
Pasó de ser el símbolo de los liberales frente a los absolutistas, a la “deshonra de España”, la imagen de la frivolidad y el desenfreno, fomentada por los partidarios de la “Gloriosa”, la revolución liberal de 1868.
Una vida desgraciada junto a su afeminado marido impuesto. Lo que para unos fue insatisfacción en su vida amorosa, para otros , principalmente enemigos políticos, se convirtió en ninfomanía y lujuria desatada.


Una copla popular decía de don Francisco:

“Gran problema es en la Corte
averiguar si el consorte
cuando acude al excusado
mea de pie o mea sentado.”

La misma Reina comentó lo que pensó sobre Francisco de Asís en la noche de bodas:
“Qué podía esperar de un hombre que en la noche de bodas llevaba más encajes que yo”.

Mientras Isabel orientaba su vida afectiva y sexual rodeándose de una corte de amantes, su primo consorte se relacionó con un joven galán, Antonio Ramón Meneses, con quien logró cierta estabilidad emocional.

Otra copla decía:

“Paco Natillas
es de pasta flora
y se mea en cuclillas
como una señora.”


Fue así como Isabel comenzó a tener hijos con sus amantes. Francisco hizo a su vez un excelente negocio. No dijo esta boca es mía, reconocía los hijos, pero por cada retoño que nacía recibía un millón de reales por presentarlos en la corte.

Oficialmente, Isabel II de Borbón y Francisco tuvieron doce hijos, de los que sólo sobrevivieron cinco. Uno de ellos, el que sería el rey Alfonso XII.

Cuentan que Isabel dijo a Alfonso:

“Hijo mío, la única sangre Borbón que corre por tus venas es la mía”.

Amantes de la reina fueron:
Carlos Marfori, Obregón, Emilio Arrieta, Miguel Tenorio, José María Ruiz de Arana, el general Francisco Serrano, “el general bonito”, quien parece ser que fue el primero en “abrir el camino” en esto de los amantes, también paradójicamente abrió a la reina otro tipo de camino, el del exilio. Otro fue el militar Enrique Puig Moltó, a quién se atribuía la paternidad del futuro Alfonso XII, más conocido popularmente como “el puigmolteño”

Así, se oía por la calle:

“Isabelona tan frescachona
y don Paquito tan mariquito.”

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