En su mayor parte, los gobiernos de Isabel II se van a caracterizar por su talante moderador. Eran estos unos tiempos en los que lo liberales querían hacerse oír, ya desde los años de las Cortes de Cádiz (1812) y del reinado de Fernando
VII. Las diferentes intentonas habían fracasado, y las esperanzas puestas en la joven reina pronto se frustraron.
Década Moderada (1844 - 1854)
Los diez primeros años de su reinado se han venido en denominar la “Década Moderada”, debido al color político predominante en ella.
Uno de los personajes más destacados de estos años fue el general Narváez, que impuso un fuerte régimen militar al frente del gobierno. Uno de sus logros fue la redacción de la Constitución de 1845, una de las más conservadoras de la Historia de España. En ella, se recoge la soberanía compartida entre la reina y las Cortes. Sobre la soberana recaía el poder ejecutivo y parte del legislativo, compartida con los parlamentarios, que eran elegidos por sufragio censitario o restringido. En este sentido, únicamente los ciudadanos varones con un determinado nivel de rentas podían ejercer el derecho al voto.
La política interior del reinado de Isabel II se caracterizó por un suave proceso de industrialización, que dio sus frutos con la inauguración de la primera línea de ferrocarril, entre Barcelona y Mataró. Sucedió durante el gobierno de Bravo Murillo, con quien también se llevó a cabo un arreglo de la deuda pública y una nueva política monetaria.
Bienio Progresista (1854 - 1856)
Los progresistas, demócratas y algunos sectores moderados defraudados contra la actuación gubernamental se levantaron contra el gobierno y ésto desembocó en el pronunciamiento de Vicálvaro a cuyo frente se colocó un moderado descontento, el general O'Donnell, que fundó un nuevo partido, la Unión Liberal. Éste partido pretendía cubrir un espacio de centro entre moderados y progresistas.
La presidencia recayó en Espartero, y O'Donnell fue nombrado ministro de Guerra. El nuevo gobierno intentó restaurar los principios del progresismo e inmediatamente restauró la Milicia y la Ley Municipal que permitía la elección directa de los alcaldes. Se preparó una nueva constitución (1856), que no llegó a ser promulgada, pero que introducía importantes novedades como la libertad de culto y la elección del Senado.
Se emprendió un plan de reformas económicas en defensa de los intereses de la burguesía urbana y de las clases medias, con el objetivo de impulsar el desarrollo económico y la industrialización del país.
En 1855, el ministro Madoz reanudó una obra desamortizadora, la cual afectó sobre todo a los bienes del Estado, de la Iglesia y de los ayuntamientos. Con ésto se pretendía conseguir recursos para la Hacienda e impulsar la modernización económica de España. Buena parte de los ingresos fueron invertidos en la red de ferrocarriles
Descomposición del sistema isabelino (1856 - 1868)
En éste periodo estuvo dominado por la alternancia en el poder de unionistas y moderados. Pero el favoritismo de la Corona hacia éstos últimos y la marginación de progresistas y demócratas condujeron a la descomposición no sólo del proyecto moderado, sino también del sistema político isabelino.
Durante el Gobierno de la Unión Liberal (1856 - 63) con O'Donnell como dirigente, se dio un progreso económico y una buena estabilidad política. Una de las actuaciones más relevantes del gobierno fue su política exterior activa, que buscaba recuperar el prestigio internacional. Se llevó a cabo una intervención en Indochina con Francia, otra en Méjico y la Guerra de Marruecos.
En 1863 volvió el Gobierno Moderado con Narváez hasta 1868. Con él, volvió en autoritarismo. A partir de la crisis de subsistencia el gobierno empeoró, además de la sublevación de los sargentos del cuartel de San Gil, que contó con la adhesión de progresistas y demócratas que acabó con 66 fusilamientos y más de mil prisioneros.
Entre progresistas, demócratas y Unión Liberal se pactó, mediante el Pacto de Ostende en 1867, acabar con la monarquía Borbónica y convocar Cortes Constituyentes. Ésto creó el debate entre Monarquía o República.
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